Lunes Santo, dos cofradías casi
hermanas de edad concentran toda la atención de fieles y devotos en la zona
monumental de Úbeda, ambas con poca diferencia horaria. La Llena de Gracia y el
Cristo de la Pasión, recorrerán angostas calles para presentar a María y Jesús
al pueblo ubetense.
La primera con alegría y gozo,
cuando se abre la puerta de la Basílica Menor de Santa María de los Reales
Alcázares, la segunda con recogimiento y
dolor inicia su recorrido desde los recatados muros del convento de las Madres
Clarisas.
Lo harán por recorridos muy
distintos al resto de cofradías, estrechas calles con un asfalto poco propicio
para el caminar de esos costaleros, que con un gran esfuerzo y especialmente
con un gran amor hacia sus titulares alzarán al cielo las benditas imágenes.
Quisiera centrar la atención en
una de ellas, el Santísimo Cristo de la Pasión, hoy cofradía, pero hace casi
cuarenta años nació como Hermandad de Costaleros con una única misión: proveer
de costaleros no asalariados a aquellas cofradías que para su desfile
procesional los necesitaran.
Todo surge de un grupo de jóvenes
de diversas cofradías que detectan el problema y plantean una muy bonita
solución. Aportar cirineos que hagan más liviana la Pasión de Jesús en las
distintas cofradías de la ciudad.
¿Qué es ser costalero?
Actualmente, es ese cofrade que
de manera desinteresada quiere ser los pies de Jesús y de María, en sus
distintas advocaciones, que se muestran
al pueblo. Aunque costalero es el que porta un paso sobre sus hombros, en Úbeda
también se extiende a aquellos que empujan al trono con ruedas, a estos últimos
cariñosamente se les llama achucha tronos.
Independientemente de cuál sea la
manera de portar las imágenes, me atrevo a decir, un poco basado en mi
experiencia como costalero, que todo costalero tiene un ritual antes, durante y
después de su trabajo como tal bajo el paso o la canastilla.
Te ajustas la faja y el costal,
te colocas bien las zapatillas, pero lo más importante es que te sientes
estrechamente unido a la imagen que vas a portar, encontrándote muy cerca de
Ellos y así mostrarlos e intentar conmover los corazones.
El corazón henchido de
satisfacción y júbilo hace que no sientas el peso como una carga, lo sientes
como una emoción y un entusiasmo, ya que serás ese cirineo que ayuda a Aquel
que lo dio todo por nosotros, incluso la vida.
Te hallas unido mediante el
esfuerzo a tus compañeros de costal, se entremezcla el silencio con las frases
de ánimo, el cansancio con el trabajo bien hecho, el sudor con alguna furtiva
lágrima, todo ello da lugar a ser el artífice del caminar sereno, suave y
pausado de Jesús y de María.
En el silencio de la noche,
aunque no todos seamos costaleros bajo el paso o la canastilla, debemos de ser
costaleros unipersonales y procesionar nuestra vocación cristiana con valentía,
mostrar esa creencia a todos, tratar de evangelizar, ayudar a nuestro hermano y
el Lunes Santo puede y debe ser un gran momento para hacerlo.
Acompañemos a estas cofradías por
distintos lugares, para cada uno de nosotros ambas tienen puntos emblemáticos
en sus recorridos, para ello, buscar el lugar y en él hacerte auténtico
cirineo.
Encontremos ese punto de orar, o más
bien conversar con Ellos, pues aunque aparezca el cansancio aún sin llevar
físicamente el peso del trono, hemos de descubrir la sensación de vencer el
agotamiento y transformarlo en alegría y satisfacción por haber logrado
conectar con el Padre, a través de Jesús en su Pasión y en el reconfortante
amor de María Llena de Gracia.
El ser costalero nos hará sentirnos como peregrinos, caminando junto a
Ellos, que buscamos en el Evangelio la verdadera Palabra. Ejemplifiquemos
nuestras actuaciones, seamos cristianos comprometidos, que nuestra labor de
cirineo, bajo un paso o como mero espectador, no quede en los días de la Semana
Santa, hagamos de portadores de Jesús y
María todos los días del año.
Nuestra Madre de Gracia ofrece a
sus hijos un camino limpio, claro y sin espinas. Jesús en su Pasión nos hace
vivir el esfuerzo de su carga. Los costaleros, tanto los que van bajo el paso,
como los que desde las aceras los vemos, hemos de saber agradecer lo dones que
nos ofrecen y saber compartir su sufrimiento.
Que estas procesiones y esos
momentos no queden en ese único día, que
nuestro caminar como cirineos sea nuestro particular modo de seguir a María la
Llena de Gracia y a Cristo en su Pasión.
✍️ Francisco Rienda Ruiz
📷 wikipedia
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