Es aún de noche en la Casa de Jesús, los hermanos estamos vestidos de nazarenos en la calle Compañía. El pendón se sitúa ya donde se encontraba el busto de don Juan Pasquau, en la casa de la Tercia, traspasando la muralla por el arco de las Ventanas. Los varales lucen ya encendidos, con sus velas moradas que pronto manchan las tulipas con lágrimas de cera morada. Se escuchan lamentos en los corros de trompeteros. Las mariposas no dejan de volar por tu estómago, impidiendo que comas ese rosco de Jesús que todo el año añoras, pero que ahora tienes delante y te muestras incapaz de probarlo. Hay nervios entre los grupos de hermanos, cada uno dando la primicia del último avance meteorológico, que sitúa lluvias en Úbeda, pero fuera del horario de la procesión. Los edificios colindantes impiden mirar a Baeza, desde donde nos viene el tiempo, pero se ven estrellas en el cielo, desafiando a las nubes para mostrarse en el cielo ubetense. Ese cielo que aún está oscuro, y donde la pr...
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